El orgullo, el arma más destructiva del alma









Durante muchos años de mi vida, el orgullo había impregnado mis actitudes y aptitudes, hasta que las experiencias en mi vida personal, obre todo, me fueron enseñando en la practica sobre el orgullo y sus consecuencias. Espero con esto pueda ayudar a personas el entender que es un grave error llevar su vida basados en este mortal integrante de la soberbia. 

(@LeojRincon)

La característica principal del orgullo es la enemistad hacia Dios y hacia nuestros semejantes, es la madre de la infelicidad del ser humano, es uno de los factores que más contribuyen a los desórdenes mentales y emocionales, atormenta y destroza al hombre, consume y vacía su alma y cuerpo de toda energía. El orgullo hace muy difícil decir: ¡Estaba muy equivocado, lo siento! Justifica los errores y equivocaciones para proteger el Yo.

Una señal de fuerza y nobleza, es reconocer que somos humanos y que cometemos errores, pero una persona orgullosa es débil y necesita vindicarse a sí misma, quiere tener siempre la última palabra, está tan centrado en el Yo, que es súper sensible a sus propias heridas, pero muy insensible a las heridas de otros y no se da cuenta cuando hiere a otros.
El orgullo es el pecado universal, el gran vicio, la mayoría de nosotros piensa en el orgullo como egocentrismo, vanidad, jactancia, arrogancia o altivez; aunque todos estos son elementos de ese pecado, su núcleo, su esencia, no está en ellos.
La característica principal -como al principio mencioné- es la enemistad hacia Dios y enemistad hacia nuestros semejantes. Enemistad significa tener odio, tener hostilidad y hallarse en un “estado de oposición”. Los orgullosos hacen de toda persona su adversario, compitiendo con el intelecto, las opiniones, los trabajos, las posesiones, los talentos y otros valores mundanos de los demás.
Según las palabras de C. S. Lawis: “El orgullo no encuentra placer en poseer algo, sino en poseerlo en mayor cantidad que el vecino… Lo que nos enorgullece es la comparación, el placer de colocarnos por encima de los demás. Una vez que desaparece el elemento de competencia, el orgullo deja de existir”.
El orgullo causa que uno endurezca su corazón, un corazón orgulloso es duro y lleno de pleito y resistencia, trae engaño y nos hace pensar que podemos hacerlo mejor que los demás, es una de las razones principales de la enemistad con los demás y no permite llevarse bien con ellos, no puede manejar las ofensas y no puede soportar que se le contradiga.
Pero las personas que han experimentado la humildad genuina, son capaces de manejar las situaciones. El orgullo es lo opuesto al amor, el amor es totalmente desinteresado, pero el orgullo busca sus propios intereses, piensa en sí mismo y genera odio, no reconoce el amor, puede destruir matrimonios, amistades, noviazgos, familias, porque no es capaz de decir: “perdóname, me arrepiento, tomé mal una determinación, te amo”.
Por eso, el orgullo sufre más en su alma que a quienes les ha causado dolor. El orgulloso antepone el amor por sus propios intereses. Cuando el orgullo se apodera de nuestro corazón, perdemos nuestra independencia del mundo y entregamos nuestra libertad al cautiverio de los juicios humanos.
Otro aspecto del orgullo es la contención: las discusiones acaloradas, las peleas, el dominio injusto, el divorcio, el abuso de cónyuges, los tumultos y disturbios, todos encajan en esta categoría del orgullo. La contención en la familia aparta a muchas personas de su familia.
Su expresión varía desde una palabra hostil hasta los conflictos mundiales. El orgullo realmente afecta de manera adversa  todas nuestras relaciones, nuestra relación con Dios, entre esposo y esposa, padres e hijos, patrón y empleado, maestro y alumno y entre toda la humanidad.
Piensa en lo que nos ha costado el orgullo en el pasado y en el precio que pagamos, y cuánto nos afecta a todos, en momentos diferentes y con distinta intensidad. Y recuerda que el orgullo es un enemigo poderoso de tu paz interior e impide enfrentar a tus mecanismos de defensa y enemigos de tu mundo interior.
“Quien vive del orgullo, muere de soledad”.

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