La Decepción.


La decepción es una emoción dolorosa que se despierta en una persona al incumplirse una expectativa construida, generalmente en torno al comportamiento de otra persona o en relación a algún acontecimiento. De esta forma, una decepción siempre ocurre tras esperar algo concreto y depositar ilusión en ello y cuando esa expectativa no sucede o sí que sucede, pero de diferente forma.

LO QUE DEBES SABER…

La decepción es un proceso interno y sucede cuando uno no se relaciona con las personas tal y como son, sino tal y como uno cree que son o tal y como quiere que sean.

Aprender a manejarla pasa por aceptar que los demás no son ni se comportan como uno mismo, sino según su propio mundo de valores, creencias, principios y experiencias.
En algunos casos puede ser de utilidad hablar sobre estos sentimientos con alguien de confianza que ayude a contrastar y relativizar la situación.

A grandes rasgos.

 Cuanto mayor es el vínculo y la confianza con la otra persona y cuanto más concreta y definida es la expectativa, mayor será la decepción si no llega a cumplirse esta última. Generalmente, la decepción suele ir acompañada de otras emociones como la frustración, la tristeza, el enfado, la rabia o el hecho de sentirse engañado y desilusionado.
Es importante ser consciente de que lo que realmente decepciona no es la otra persona o el acontecimiento en sí mismo, sino la expectativa previa que se tenía en relación a ello. Por lo tanto, la decepción es un proceso interno y sucede cuando uno no se relaciona con las personas tal y como son, sino tal y como uno cree que son o tal y como quiere que sean.

Muchas de estas expectativas también están basadas en el propio mundo de valores y creencias personales o se construyen en consonancia con las propias experiencias. Por este motivo, en este proceso entran en juego factores como la idealización, la fantasía, la proyección, el deseo o la necesidad.

Cómo manejarla.

Algunas claves a tener en cuenta para manejar estos estados de decepción son:
No generarse demasiadas expectativas respecto a los demás. Es importante tratar de ver y aceptar a las demás personas tal como son y no como uno quiere que sean, es decir, aceptar su individualidad y su libertad personal.

Entender que los demás no son ni deben ser como uno desea, ni es misión de los demás cumplir con las expectativas que uno se ha construido.

Aceptar que los demás no son ni se comportan necesariamente como uno mismo, sino en función de su propio mundo de valores, creencias, principios y experiencias.

Al construir expectativas y anticiparse a acontecimientos es necesario poder diferenciar los aspectos que dependen de uno mismo y los que no, y centrarse y trabajar en los primeros. Además, en relación a los segundos es importante aceptar que puede que sucedan o no.

Identificar y canalizar las emociones que surjan a raíz de las decepciones o desengaños experimentados. Es normal y legítimo sentir tristeza, rabia y frustración, pero cada uno debe aprender a encauzar dichas emociones.

En algunos casos puede ser de utilidad hablar sobre estos sentimientos con alguien de confianza que ayude a contrastar y relativizar la situación. Y, si es posible, y uno cree que puede serle beneficioso, también es recomendable compartir estos razonamientos sobre la situación creada y los sentimientos creados con la persona que ha provocado la decepción.

Aprender a perdonar y desprenderse de las emociones negativas para no caer en el rencor y el resentimiento, que generalmente dejan a la persona estancada.

Volver a confiar y a aproximarse a los demás, aunque a veces se necesite un tiempo previo de distancia para gestionar lo sucedido y poder afrontar las futuras relaciones y situaciones sociales con ánimo renovado.



Dr. Leonardo J. Rincón
Orientador Sexual y de la Conducta
Abogado, MSc. Psicología E.
@Leojrincon / www.leojrincon.ml 

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